Orígenes

En Sambia hombres vestidos a la manera del espíritu de los muertos, danzan frente a un grupo de jóvenes, para distraerlos del dolor de la circuncisión.
La conciencia humana plantea preguntas que a través de hechos, lógica y observación no pueden contestarse. Quiénes somos? Por qué estamos en este mundo? Para ello no hay una respuesta fácil. Las culturas primitivas tuvieron sus mitos: narraciones que explican y definen el origen, los destinos y las relaciones de los hombres, de la naturaleza y de las figuras sagradas, narraciones estas donde el significado de los dioses fue definido para esa cultura.

Estos mitos construyeron un fundamento que permitió darle respuesta a las preguntas primarias. Mucho antes de la invención de la escritura se transmitían en forma oral las narraciones y revelaciones de las generaciones pasadas. Muchos mitos se ocupan con la creación del mundo.

Relieves de una época antes de 2.000 a.C. encontrados en Susa, cerca de la actual ciudad de Desful, muestran a dos importantes dioses de los Sumerios, esta primera cultura fué a su vez fundamento de muchas otras culturas y religiones en Mesopotamia. El dios celestial sumerio An se elevó de los mares. De sus hombros salen rayos, su pie toca el hombro de un hombre arrodillado mientras el mismo sube los escalones de la cima del mundo. El dios marino Enki permanece en las profundidades de los mares. Las escrituras sumerias narran el mito de creación de la diosa Nammu. Ella fue la madre de "amu tu an-ki" -cielo y tierra- que eran un ser compuesto de "an" y "ki", elementos masculino y femenino. De esta combinación nació Enlil, el dios de los aires que con su soplo provocó la separación de cielo y tierra. En busca de la bendición de Enlil los sumerios dieron forma a sus campos basándose en la idea de unas plataformas escalonadas que provienen del mar hacia la tierra, siguiendo hasta el cielo. En forma análoga los reyes sumerios subían los escalones de los Zigurats, que eran templos en forma escalonada. Sus ruinas pueden apreciarse aún hoy en la ciudad de Ur, en Iraq.

En todos los tiempos y en todas las culturas el hombre ha visto en la naturaleza un gran poder. En su esfuerzo para entenderla y controlarla, a fin de ganarse su favor, se encuentran los fundamentos que dieron origen a muchas religiones.

La serpiente arcoiris de los aborígenes australianos se considera como portadora de toda forma de vida. Se interpreta que con sus movimientos consiguió ella crear vida de la nada primordial.
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En el oeste de Australia, en la región de Kimberley están los Unumbal, quienes cuentan el mito cómo las aguas llegaron a su región montañosa. El cosmos se origina por el dios celeste Wallanganda y por el dios serpiente terrestre Ungud. Wallanganda llena la tierra de agua y Ungud la canaliza. Estos dioses se asentaron y por medio de sus sueños se crearon las criaturas de la tierra. En las profundidades encharcadas, Ungud descubre a los Wondjina: espíritus de grandes ojos sin boca. A medida que estos salieron de las aguas se esparcieron por la tierra y formaron las montañas y los valles refrescándolos con lluvias, luego los Wondjina bajaron por los acantilados para así finalmente crecer a traves de los manantiales, ríos y lagos. Cerca de un barranco provocado por un tributario del rio Chapman, se encontraron a mediados del siglo pasado un gran panorama formado por pinturas rupestres rojas y negras en las que se pueden distinguir a los Wondjina. Los arqueólogos estiman su antiguedad en 17.000 años.

En forma muy distinta los Haida presentan la creación del mundo, en las Queen Charlotte Islands en la provincia canadiense de British Columbia, en su "Historia del Gran Cuervo" se cuenta que al principio estaba el agua, no existía ninguna tierra. En el oceano nadaba un ser muy pequeño y no había más nada. El gran cuervo se sentó sobre el pequeño ser y le ordenó que se convirtiera en polvo, asi se creo la tierra. En el mito de creación de los indios Pima al suroeste de los Estados Unidos de Norteamérica se cuenta que el primer hombre salió de la oscuridad y creó cielo y tierra al sacar una piedra de su corazón. El rompió esta piedra convirtiéndola en trozos de silicio que arrojó hacia el cielo para iluminar al mundo.

Los hombres Kung en Botswana veían en las constelaciones las aportaciones del gran dios que ordenó al mundo en un principio. El le dió a los hombres aún más riquezas como por ejemplo huevos de avestruz, abejas y miel, jirafas, la sangre, el sol y sobre todo los cantos medicinales utilizados por los sanadores Kung. El poder en todas estas dávidas le llamaban "ntum". Sólo el sanador o curandero podía ponerse en contacto con el ntum.

Siempre se consideró a los animales como encarnaciones de un poder mayor. El hombre veía en sus espíritus un aliado al que debía ganarse su favor, para la efectiva lucha por la supervivencia

Algunos animales eran considerados como la expresión de un espíritu en especial. Un águila encarnaba el espíritu de las águilas, un oso el espíritu de los osos. Cada uno era el origen y la encarnación del espíritu del animal. Para utilizar a su favor los espíritus en su lucha contra lo desconocido, el hombre creó un nexo sagrado con muchos animales. Así tenemos a los "Kwakiutl" y otros pueblos indígenas que se encuentran en las costas del pacífico en Norteamérica, que son famosos por sus Totens. Las gruesas columnas de madera muestran cabezas estilizadas de animales: cuervos, ranas, zorras, osos. Muchas veces se encuentran Totens con una variedad creativa como por ejemplo los de los "Sisiutl", en los que se representan cabezas con antenas y serpientes. Los bailadores rituales de los Kwakiult se cubren con pieles y vestimentas de paja, utilizan máscaras de madera donde está pintada la cabeza del animal. Con ayuda de la máscara poseia el creyente la identidad del espíritu o dios para ayudarlo así a obtener una parte de su poder. Los bailadores danzan al ritmo de los tambores imitando al animal -por ejemplo, una grulla- de la que se cree, tiene un espíritu devorador de hombres. El bailador posee así el espíritu de la grulla, lo que le permitía conseguir su aplacamiento para lograr así proteger a su pueblo y conseguir el perdón entre la muerte y los vivos.

El cuervo jugó un papel importante en las regiones nórdicas de Asia y Norteamérica. Era considerado como dios y al mismo tiempo como ladrón. En el caso de los Korjakos en la península siberiana de Kamtchatka compara un relato el solsticio de invierno con el proceder de un cuervo místico: los cuervos y otros pájaros más pequeños competían por el favor de Yinyé-a-nyúet, la hija del Gran Cuervo. Cuando los pájaros más pequeños se ganaban el corazón de ella, entonces el Gran Cuervo se tragaba al sol, entonces Yinyé-a-nyúet se acercaba al Gran Cuervo quien la saludaba con el pico cerrado. Por eso ella le hacía cosquillas bajo las alas para hacerle reir y así permitir que el sol volviera nuevamente a remontar.

Los índios norteamericanos han sido muy conocidos por sus famosos Totens.
También los animales domésticos representaban poderes espirituales. Como ejemplo tenemos que los egipcios conectaban a los gatos con el dios solar "Re". Este dios creador recorría durante las noches con su barca los mundos subterráneos donde el dios serpiente Apofis le amenazaba con destruir al mundo y volverlo a su estado de caos inicial. En muchas pinturas se puede apreciar la victoria de Re sobre Apofis, que entre otras cosas era representado como un gato que con un cuchillo corta la cabeza de la serpiente Apofis. También la diosa Bastet fué representada en forma de gato. Cerca de la actual Zagazig en el bajo Egipto se encontraba la ciudad de Bubastis, lugar principal del culto a Bastet. Aquí se reunían los egipcios una vez al año para venerar a la diosa en su templo con una gran fiesta. Hacia el oeste de la ciudad de culto se encontraba una necrópolis donde se conservaban momias de gatos.

Las representaciones religiosas humanas que representaban fenómenos naturales o espíritus se les denomina animismo. El mundo de los indios Hopi al suroeste de Norteamérica, está poblado por cientos de espíritus llamados "Kajina", cada uno de ellos está asociado con una planta, un animal, un fenómeno natural o con una leyenda: El Uhu Mongwa, la mariposa Palik Mana, el dragón Honan, el bufón Koshari, y Koyemsi, símbolo de la tierra. En las ceremonias religiosas los bailadores portan todavía hoy atuendos que representan los variados Kajina. Se colocan las capuchas de los bufones que con marcas blancas y negras sirven para la diversión y travesuras. Los Hopi dan a sus hijos muñecas de kajinas confeccionadas según la tradición para que les sirvan como talismanes. Ellos cuelgan las muñecas bajo los techos de las casas a fin de ahuyentar a los malos espíritus y proteger asi a la familia.

En el transcurso de las décadas se consideraron ciertas fechas como sagradas y como ocasión especial para el cambio de la rutina diaria. Los hombres se dedicaban entonces a cultivar los poderes espírituales. En algunas regiones se festejaba en la primavera o el otoño, sea solsticios o equinocios. Como ejemplo tenemos el gran monumento de piedra de Stonehenge en la región inglesa de Salisbury, que fué construído entre 1.500 y 1.900 a.C. en una localidad que ya desde mucho antes era considerada sagrado lugar de culto.

En Stonehenge se trataba de medir la inclinación de la luz solar en los solsticios y equinocios, en un punto o un ángulo entre la estructura de piedra que proyectaba así una sombra en un ángulo determinado. Como herencia de la tradición de Stonehenge elaboraron los celtas un calendario dividido en ocho fases que fueron a su vez caracterizadas por ocho celebraciones: los dos equinocios, los dos solsticios, el final del verano Samhain (1ro de noviembre), el final del invierno (1ro. de febrero), la fiesta de verano Beltane (1ro. de mayo) y la fiesta de la luz Lughnasadh (1ro. de agosto). Cada una de estas fiestas se daba comienzo con una ceremonia.

Los griegos explicaron el cambio de las estaciones con la leyenda de Demeter, la diosa de las huertas y del trigo. Ella moraba con Zeus en el Panteón del Olimpo. Algunos científicos creen que en el nombre griego de esta diosa se encuentra la raiz de la palabra "madre" ya que su origen remonta hacia el mito mucho más antiguo de la "madre tierra". La hija de Demeter, Persefone, fue raptada por Hades, dios de ultratumba y señor de los muertos quien vivía en el Hades, lugar que lleva su mismo nombre y que se conoce como el mundo de las tiniebras que se encontraba más allá del rio Styx.

Como consecuencia de dolor de perder a la hija, Demeter no prestó más interés al cultivo de los campos ni a las estaciones, partió entonces hacia Eleusis. El trigo dejó de crecer. Sin embargo Zeus deseó ver de nuevo a los hombres trabajando en los campos y así convenció a Hefaistos de dejar que Persefone regresara durante dos tercios del año de vuelta a su madre. Durante este tiempo crecen las plantas y dan fruto. Tan pronto como Persefone regresa al mundo de las tinieblas, se enfria la tierra, las plantas se adormecen hasta el próximo año cuando entonces vuelven a la vida. En Eleusis se cumplia un ciclo anual en el culto a Demeter, en el cual todos los procesos agrarios más importantes eran festejados, como la siembra y la cosecha. Este ciclo determinó durante miles de años la vida del hombre.

Durante la existencia, las fiestas marcaban una nueva etapa en la vida del individuo, respecto a su comunidad o hacia los dioses. Así marcaban ritos de masculinidad la transición de la infancia a la adultez. Como ejemplo tenemos con los Pende en la República Democrática del Congo un ritual en el que los hombres cada año conducen a los muchachos a un lugar de iniciación. Estos hombres tienen un atuendo especial compuesto de paja, con cuernos o grandes ojos. Las vestimentas de estos "Minganji" -nombre dado a los maestros de ceremonias que tienen una relación especial con los espíritus de los muertos- dan una imagen de los espíritus que estos invocan a fin de introducir a los jóvenes en la danza secreta. Al final vuelven todos a la aldea donde finalmente son declarados como adultos.

Hay también ritos en los que se simboliza la entrada de las niñas en el mundo de los adultos, como por ejemplo en la fiesta del amanecer de los Apaches, en los que se representan los mitos de la creación. La ceremonia dura 96 horas y la joven porta trajes blancos y un pañuelo de colores, un collar de perlas y plumas. Su familia escoje a una madrina -una mujer de edad- que tendrá como función guiar a la joven durante el rito. Las mujeres mayores derraman sobre la cabeza de la iniciada una mezcla de arcilla blanca y harina de maiz que permanece así como un engrudo en su pelo y en su traje durante toda la ceremonia. Luego se le sacudirá con un polen amarillo intenso que símboliza fertilidad. Los bailes, cantos y rezos se extienden durante cuatro noches. En un momento de la fiesta la joven debe correr hacia las cuatro direcciones cardinales, por ejemplo, en el amanecer corre hacia el este. La madrina le masajea el cuerpo y describe los cambios ocurridos.. "ahora vas al mundo" canta la madrina: "tu crecerás y serás responsable"... "ve por tu camino con honor y dignidad... porque serás las madre de un pueblo".

Los espíritus de los muertos son vistos en sueños, según la creencia, y es así como se puede hacer contacto con éllos. En diferentes culturas los espíritus de los muertos tienen un papel muy importante y muchas religiones indígenas basan su sabiduría y poder sobre ellos. Los Manu en el archipiélago de Bismarck, al noreste de Papúa Nueva Guinea llaman al espíritu de la familia del jefe durante su vida "señor espíritu". Al morir, se cuelga su craneo en la puerta para que así pueda seguir vigilando a su clan.

Los Zulu en sudáfrica creen que el espíritu de un hombre viejo, después de su entierro vaga en la estepa. Una culebra que aparece en la aldea es la señal que el espíritu finalmente partió al más allá. En consecuencia se le dan ofrendas y danzas porque según la creencia estos espíritus son la causa de sequías y plagas, aunque también de fertilidad y buenas cosechas.

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En el hemisferio nórdico se celebra tradicionalmente el 1ro. de noviembre como el día de los muertos. En la fiesta de Halloween se encuentran elementos Samhain de la cultura primitiva celta en la cual se encendían fuegos nocturnos a fin de "prohibir" a la estación de invierno que se aproxime. Los conquistadores romanos alargaron la fiesta a dos días y conectaron el ceremonial de los muertos con una fecha de la cosecha en honor de Pomona, diosa romana de los árboles y las frutas.

En forma parecida celebran los mexicanos cada año en los dos primeros días de noviembre el día de los muertos. En estos días regresan supuestamente los espíritus de los muertos a sus casas. Las familias mexicanas les preparan ricas mesas como ofrendas, decoradas con velas y flores. Allí colocan todo tipo de comida que son preparadas especialmente para la ocasión, especialmente el "pan de muerto" que en forma de piernas o forma humana deben corporizar el alma del difunto. Otras familias acostumbran hacer meriendas sobre las tumbas. Fuegos artificiales convocan a los feligreses a misa. Apesar de la influencia cristiana con sus símbolos y ritos, es la fiesta de los muertos mexicana un ejemplo, así como también Halloween, de una asimilación de viejas costumbres religiosas paganas.

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Como ninguna otra cultura los egipcios honraron a sus muertos con elaborados ritos funerales e impresionantes tumbas. Según su creencia, el hombre se originaba de diferentes partes. A estas pertenece "ba", el alma, "ka", la fuerza de vida y "aj", el espíritu, que después de la muerte abandonan al cuerpo y emprenden un viaje al cielo o a las profundidades para comenzar así una nueva forma de existencia. El ka, que así como el cuerpo también necesita de alimento, se le provee con un ritual de ofrendas de comida y bebida que permanecen en la tumba. Sobre todo para grandes personalidades como los faraones se preparaban ostentosos ritos funerarios. El cuerpo del muerto se momificaba y este proceso comprendía una mezcla de conocimientos técnicos y creencias religiosas que se basan por ejemplo en la siguiente tradición: cuando la diosa de los muertos y la fertilidad, Osiris, muere a manos de su hermano Seth, quien despedaza el cuerpo de Osiris. La hermana de Osiris, quien es la esposa de Isis, reúne las partes del cuerpo despedazado y las envuelve con franjas de lino y con la ayuda de conjuros mágicos le devuelve la vida. Entonces cuando los grandes sacerdotes egipcios momificaban el cuerpo de un faraón, lo hacian en memoria de este mito.
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La señal más antígua que existe sobre la creencia en la vida eterna después de la muerte es la inscripción en una tumba egipcia que proviene del tiempo del nuevo reino, entre la época de 1.539 hasta 1.070 años a.C. que describe el camino de la vida después de la muerte. Ante el juicio de los muertos el dios Anubis sopesa el corazón de los muertos contra la balanza de la diosa Ma´at, quien representa la imagen de la verdad y la justicia. Sólo las personas que en su vida en la tierra fueron honestas y justas pueden aprobar el juicio y así comenzar una nueva existencia en el reino de los muertos.

En otras culturas se creyó que el difunto debía pasar por diversas estaciones en su camino al más allá y a través de ellas superar algunas pruebas. Según la tradición taoista el alma del muerto es conducida al infierno donde debe cumplir con duras pruebas para purgar sus pecados. En el tiempo de las dinastías chinas del norte y del sur en los siglos 5 y 6, el infierno taoísta era representado por el reino del rey Fengdu: un mundo de enormes dimensiones en el cual las montañas se elevaban a alturas incalculables. Allí se dirigían las almas para recibir el juicio del rey, quien observaba el quehacer de los familiares vivos, que con sus ofrendas podrían favorecer un juicio más benévolo para el muerto. Un milenio después en la dinastía Tang, se desarrolló una tradición nueva y compleja. Según esta creencia el destino del muerto era dictado por diez reyes, los Yamas de los diez infiernos quienes se encargaban del contigente de almas que llegaban de la tierra. Un rey Yama recibía a los muertos en una primera sala y luego de un juicio previo los remitía a las correspondientes salas de juicio. Un alma que en su vida sobre la tierra engañaba a sus semejantes era conducida hacia la segunda sala, el infierno de hielo. Otra, que fue juzgada como codiciosa, era llevada al quinto infierno. Quien no honró a sus padres era llevado a la octava sala, el infierno del estruendo. Sólo aquél que a los ojos de los reyes Yama tenía mérito suficiente, podía entonces ir a la décima cámara y allí prepararse para su peregrinaje ya que había sido elegida para reencarnar en un nuevo cuerpo y así empezar una nueva vida en la tierra. El dios Mongpo se encargaba de darle entonces en el camino una bebida mágica que le hacía olvidar todos sus recuerdos. En las dinastías Ming y Qing desde el siglo 14 al 19 estas creencias influyeron a los chinos tan profundamente, que en la ocasión de la muerte de un familiar traían ofrendas y oraciones más bien para asegurar el propio juício benévolo en su viaje después de la muerte.

muchas culturas conocen un rito bautismal, sin embargo no siempre se lleva a cabo con agua. Como ejemplo tenemos a los aborígenes australianos: ellos bautizan a sus niños con humo. El agua sin embargo tiene un papel muy importante en los ritos de muchos pueblos ya que se le atribuyen poderes creadores así como destructores.
En las representaciones de dioses y espíritus tuvieron influencia los miedos y las esperanzas del hombre. Los líderes de la sociedad tomaban generalmente el papel de intermediario entre los mundos de los hombres y los espíritus. Ritos festivos caracterizados por sus colores, movimientos, ritmos, sonidos y olores estimulaban todos los sentidos hacia ciertas emociones. En algunas ceremonias reinaba temeroso y triste silencio, otras eran una fuente de actividad y sonido, unas eran para transmitir temor y otras expresar para alivio. Máscaras y trajes muy trabajados eran confeccionados especialmente para la ocasión, aunque algunos eran conservados de generación en generación. Las personas se reunían para celebrar ceremonias religiosas y obtener también en el círculo de creyentes, nuevas fuerzas y mayor identidad.

Cuando los conquistadores españoles llegaron al nuevo mundo, se encontraron con culturas altamente desarrolladas pero únicas, poseedoras de muchos mitos y ritos que eran completamente desconocidos en Europa o Asia de aquel entonces. En el año 1.532 llegan las tropas de Francisco Pizarro en la peruana Cajamarca. La cultura Inca que allí encontraron ya tenía más de 3.000 años de existencia. El líder inca hecho prisionero por Pizarro, Atahualpa, era considerado como sucesor del poderoso dios sol Inti y la diosa reina de la tierra Pachamama. Cada rey heredaba el título "sapan intiq churin" -único hijo del sol- y recibía la diadema, trajes y tesoros todos de oro. El rey inca se sentaba en un trono dorado en el impresionante templo del sol que era así mismo enriquecido con oro. Los sacerdotes del templo llevaban a cabo los ritos del culto. También las mujeres que hacían voto de castidad podían formar parte del culto sacerdotal en el templo.

La fiesta solar Inti Raymi se celebraba anualmente en el solsticio de invierno, cuando el sol en el hemisferio sur permanece en el cielo en su más largo momento y posición. El pueblo inca se reunía para cantar y adorar. El "único hijo del sol" levantaba vasijas doradas que estaban llenas de "chicha" (atol de maiz fermentado). Entonces derramaba una parte como ofrenda a Inti, bebía una parte y también le ofrecía una parte a los nobles del pueblo. Luego procedía con la ofrenda del sumo sacerdote, quien con un cuchillo dorado sacrificaba a una Llama negra o blanca, cortándole el pecho. Sosteníendo y contemplando al corazón todavía latente, el "único hijo del sol" predecía el futuro de los próximos años. Al final el sumo sacerdote "recogía" los rayos solares con un medallón de oro pulido y encendía un fuego sagrado. Los conquistadores españoles prohibieron la fiesta Inti Raymi hacia el año 1.572. Hoy los quetchuas (descendientes de los incas en Perú) celebran nuevamente su vínculo con el sol.
Un impresionante ejemplo de cómo las visiones y los cultos de las religiones expresan los sentimientos de la comunidad, lo tenemos a principios del siglo 20 con los indios norteamericanos con sus danzas de los espíritus. En un tiempo, cuando los nativos en el oeste norteamericano eran diezmados por colonos y soldados, surgió un líder: Wowoka, un indio de la tribu Paiute de lo que hoy se conoce como el estado de Nevada. Durante un eclipse en el año 1.889 cayó en trance. Al salir de ese estado declaró entonces que estuvo en el cielo donde los ancestros vivían en paz y abundancia. El regresó con instrucciones para su pueblo: ellos debía vivir en paz, trabajar duro y celebrar una ceremonia religiosa que consiste en la danza de los espíritus: "ustedes deben danzar cada seis semanas, no se opongan a trabajar para el hombre blanco y no peleen mientras ustedes estén entre ellos, ya que llegará un tiempo donde todo esto pasará y no habrá más malestar".
El feliz mensaje de Wowoka se esparció muy rápidamente por las demás tribus que en su mayoría vivían ya en reservas indígenas estatales. Los Lakota en el territorio Dakota interpretaron este mensaje como una forma de combate. Ellos creyeron que con la ayuda de la danza de los espíritus podrían rechazar al hombre blanco, traer a los ancestros a la tierra y aumentar el número de búfalos -animal sagrado que era fuente de alimento, vestido y abrigo en las tiendas- ya que a manos del hombre blanco estaba a punto de extingirse.

Z. A. Parker, una maestra en la reserva indígena Pine Ridge en el territorio Dakota, observó allí en junio de 1.890 una danza de los espíritus. Casi 300 tiendas componían un círculo y un centro que era el lugar de la danza. En el medio se encontraba una gran quijada cubierta con pañuelos de colores, plumas de águila, pellejos de pájaros, garras y cuernos que eran ofrendas para el "Gran Espíritu". La danza fué llevada a cabo por los curanderos y por aquellos "que habían tenido el privilegio de tener visiones", en las cuales habían hablado con los amigos difuntos y con los ancestros. Hombres y mujeres portaban trajes especiales para el culto, decorados con plumas y pintados con figuras de pájaros, flechas y arcos, soles, lunas y estrellas y así como con todo tipo de motivos que observaban en la naturaleza. De 300 a 400 personas bailaban al ritmo de los tambores en círculos y colocaban sus manos sobre los hombros del acompañante frente a ellos mientras cantaban: "padre, yo voy". Entonces -como describe Parker en sus explicaciones- "se detenían pero permanecían en formando círculos, cuando comenzaban a entonar los más horrendos e impresionante sonidos que yo hubiera oído jamás". Los participantes lloraban, protestaban, exclamaban. Expresaban su dolor y convocaban a sus amigos y familiares por nombre, mientras tomaban el polvo a sus pies y lo arrojaban a sus cabezas. Finalmente dirigían sus ojos hacia el cielo, juntaban sus manos sobre sus cabezas y permanecían de pie inmóviles. Convocaban el poder del Gran Espíritu para que les permitiera hablar y ver a los muertos. Muchos participantes caían en trance y sus compañeros esperaban con ansiedad hasta que recuperaban la consciencia para oir entonces, si habían logrado como Wowoka, llegar al reino celestial de los muertos. El éxtasis de la danza -que expresaban la enemistad interna contra el hombre blanco y el reforzamiento de la identidad del grupo- fué para las autoridades cosa no bien vista. A consecuencia de ello llevaron a cabo la conocida masacre de Wounded Knee ocupando en su totalidad la tierra de los indígenas.

Desde tiempos inmemoriales el hombre busca el sentido de su existencia y la comprensión de la naturaleza, pero con el desarrollo de la cultura se transformaron las creencias y surgieron nuevas religiones

La búsqueda religiosa ha acompañado todo desarrollo primario -el desarrollo del habla y la organización social, la utilización de símbolos y conceptos como expresión y forma de los pensamientos, emociones y sentimientos- que ha llevado al hombre a ser lo que hoy es. Los grandes cambios culturales se llevaron a cabo con cambios significativos en la práctica religiosa. El cambio de las culturas de la vida nómada a los asentados cultivadores del suelo ocurrió entre 4.000 y 3.000 años a.C. sobre todo en la región de los ríos Tigris y Eufrates en Mesopotamia, en el Nilo en Egipto y el rio Indo en Asia. En la medida que el hombre se estableció en forma fija en un territorio para cultivar campos y criar animales, se desarrollaron en consecuencia ciudades y relaciones comerciales, obras manuscritas y señoríos e instancias administrativas, así como el trabajo comunal y las instituciones religiosas. Tenemos como ejemplo como el rey babilónico Hammurabi estableció su autoridad hacia el año 1.780 a.C. con su código de leyes creado por inspiración divina. El fundamentó su poder sobre "Anu" -el sublime- y sobre "Bel", señor de los cielos y la tierra. Anu y Bel fundaron la ciudad de Babel como "reino eterno" y -cita Hammurabi- "me llamaron Hammurabi -excelentísimo príncipe- que honra a los dioses, trae justicia, destruye a los malvados e ilumina la tierra".

Desde tiempos inmemoriables el hombre ha tratado de dominar las fuerzas de la naturaleza que tienen relación con su entorno para tratar de entender el sentido de la vida. El hombre ha tratado de orientarse hacia la realidad de acuerdo a sus fundamentos y en armonía con el ambiente donde se desarrolla su existencia. Las grandes religiones se originaron y desarrollaron en las cuencas fértiles de los rios que se consideran por ello como cuna de las civilizaciones. Religión y nación no podían considerarse como entidades separadas en el desarrollo de la cultura y es así como las religiones con su aporte de leyes morales han impregnado la historia.

Fuente: National Geographic Deutschland. Febrero 2005
Imágenes:
© National Geographic Deutschland

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